miércoles, 26 de noviembre de 2014

Fragmento del Capítulo 24 (El gorrión enjaulado) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth


(...) La nieve estaba cayendo con más y más intensidad conforme avanzaba la tarde, cubriéndolo todo con un espeso manto de color plateado. El cielo sobre Gromhildar había amanecido gris aquel día, y aunque faltaban un par de semanas para la llegada oficial del invierno, lo que iba a ser una nueva lluvia otoñal se convirtió de repente en la primera nevada del año.

Los mozos del castillo habían encendido todas las chimeneas para espantar el frío, pero aun así Lugkok no conseguía entrar en calor, y en esos momentos no creía que volvería a sentir calidez alguna vez, pues su alma estaba congelada por dentro.

«Llegará aquí de un momento a otro. De un momento a otro...», se repetía una y otra vez dentro de su cabeza. Casi de manera obsesiva.

Estaba plantado frente a la ventana de sus aposentos, con la cama en un lateral, la puerta detrás y la chimenea a su derecha. Desde allí tenía una vista perfecta de la cúpula de la catedral de Luten, en esos momentos vestida totalmente de blanco, en cuyos tejados solían asentarse siempre que hacía buen tiempo las palomas y los gorriones de la ciudad. En alguna ocasión se había quedado allí, en su ventana, mirando las aves correteando de un lado a otro, peleándose por unas migas de pan que traían en el pico desde la plaza. Lo hacía sobre todo cuando tenía que pensar y necesitaba tranquilidad para ello. Y en esos momentos tenía muchas cosas en las que pensar. «Demasiadas cosas en las que pensar.»

El día había amanecido gris para él desde muchos aspectos, no solo desde el punto de vista climático. Lo supo cuando a primeras horas de la mañana llegó un cuervo con una nota enrollada alrededor de la pata. Su padre era el único de todo el reino que había adiestrado cuervos en vez de palomas, búhos u otras clases de aves para llevar mensajes, así que supo desde mucho antes de desenrollar la nota que su contenido no podía traer nada bueno. Y raras veces se equivocaba en algo concerniente a su padre.

El mensaje era claro y conciso, escrito con mucha prisa, por lo que se le había grabado en la mente desde la primera vez que lo leyó:

“En vista de lo ocurrido con Lady Ayleen, he decidido viajar a Gromhildar y encargarme personalmente de tu fracaso. Hablaremos de tu incompetencia en cuanto llegue allí”.

Su padre era el único hombre que conocía capaz de atemorizar a alguien con tan solo un par de frases. Le había enviado la nota desde Merath, un pueblo que estaba a menos de un día de viaje de Gromhildar. Según sus cálculos debería llegar a la ciudad hacia el atardecer de ese mismo día. «Y en cuanto llegue querrá saber cómo ha escapado Lady Ayleen, a dónde ha ido, y cómo es posible que aún no la hayamos encontrado», se dijo a sí mismo.

(...)

Fragmento del Capítulo 24 (El gorrión enjaulado) de Leyendas de Erodhar 01 - La Vara de Argoroth. Puedes descargar los cuatro primeros capítulos gratis aquí: http://cosminstarcescu.wix.com/leyendasdeerodhar#!empezar-a-leer/cogz

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